Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

“No tengas miedo a fallar, ten miedo a no intentarlo”

Michael Jordan

Empoderar a tus colaboradores es hoy en día una habilidad determinante en todas las organizaciones, es más, se podría decir que es uno de esos términos más utilizado en el mundo de la gestión y del liderazgo hoy en día. La idea básica del empoderamiento es hacer que los colaboradores tomen un papel protagónico de las situaciones que enfrentan y tengan la capacidad de decidir, con el respaldo de su líder, para solventarlas. Brindar a las personas autonomía y capacidad no sólo permite aminorar la carga de trabajo de los líderes, sino que también es una fuente extraordinaria de aprendizaje para el líder, para los colaboradores y para la organización en su conjunto. De esta forma, los líderes pueden enfocar su atención hacia cuestiones de táctica y estrategia organizacional y dejar, por un momento, aquellas decisiones del día a día que pueden ser tomadas por un colaborador empoderado.

En este artículo, exploraremos algunas estrategias y beneficios del empoderamiento de nuestros colaboradores, orientadas a la forma en que podemos generar aprendizaje.

¿A quién debes empoderar?

En pocas palabras, a cualquier colaborador. La diferencia está en el nivel de autonomía que podremos otorgar a cada persona, así como el ámbito de decisión que le permitamos tener. Es muy importante clarificar qué tipo de decisiones podrá tomar una persona y hasta dónde llega su responsabilidad. Por lo anterior, un paso previo a empoderar a alguien es analizar sus capacidades y su nivel de desarrollo.

Si bien el proceso de empoderamiento puede ser muy beneficioso para el colaborador debido al aprendizaje que obtendrá, para algunas personas el simple hecho de tener que decidir puede constituir un reto desafiante. Por lo tanto, un buen líder deberá determinar a quién y en qué momento es pertinente hacer responsable de determinadas funciones o procesos.

Al adquirir un mayor nivel de responsabilidad y la autonomía para tomar decisiones, aún sean muy sencillas, las personas desarrollan un mayor nivel de compromiso.

Delegar vs empoderar

Muchas veces se confunden los términos empoderar y delegar, por lo que es muy importante hacer la distinción entre ellos. Delegar es una práctica que tiene que ver con la asignación de tareas específicas. Un líder delega cuando pide a una persona que realice cierta actividad o cuando le hace una solicitud para atender un determinado asunto. Empoderar va más allá de la delegación de actividades.

Cuando una persona está empoderada,  tiene la capacidad de dar solución a las situaciones que se le presentan con poca o ninguna supervisión directa de su jefe. Un colaborador empoderado tiene un alto sentido de pertenencia a la organización y buscará la mejor forma para atender, por ejemplo, a un cliente, cuidando la integridad e imagen de la empresa.

Responsabilidad total

Una de las claves para empoderar de forma efectiva y promover el aprendizaje de los colaboradores es cambiar el concepto que tenemos sobre responsabilidad. Normalmente cuando hablamos de responsabilidad, lo hacemos desde una perspectiva de “asumir consecuencias”, esto significa, desde una perspectiva que enfatiza la posibilidad de errores y el hecho de que alguien tiene que “pagar” por ellos. Esta perspectiva no hace sino apelar a un sentido de culpa e inhibe la posibilidad de generar aprendizajes positivos, aún de los errores.

Un enfoque de responsabilidad total centra la atención en la capacidad que tenemos para dar respuesta a una situación dada. Ver a la responsabilidad como esta habilidad para responder, permite sentar la base para motivar la proactividad y toma de decisiones de las personas. En tanto un colaborador tenga claridad sobre los resultados que se buscan y cuente con las capacidades para afrontar una situación, estará empoderado para actuar.

“La idea básica del empoderamiento es hacer que los colaboradores tomen un papel protagónico”.

Efraín Zapata.

Equivocarse está bien

El error es una fuente muy importante para el aprendizaje. Un buen líder sabrá aprovechar los momentos en que sus colaboradores hayan cometido una equivocación para motivarlos y hacer que salgan fortalecidos, hacer ver las consecuencias y las alternativas de solución sin moralizar y sin hacer sentir mal a la persona. Es cierto que existen de errores a errores, pero el peor error que puede cometer un líder es explotar y poner el énfasis en las consecuencias negativas. De esta forma, lo único que se logra es hacer sentir mal a los demás y no se corrige el error, por el contrario, los colaboradores pensarán dos veces antes de volver a tomar la iniciativa.

Conformar el aprendizaje

El empoderar a los demás les otorga un determinado grado de autonomía, pero esto no significa que el líder renuncie a su función de supervisión y direccionamiento de los esfuerzos de sus colaboradores. Un buen líder que ha empoderado a una persona no la abandonará a su suerte, sino que estará al pendiente de qué situaciones ha resuelto y la calidad de las decisiones que ha tomado. Para esto se pueden establecer diferentes estrategias, por ejemplo, el establecer sesiones periódicas de seguimiento o revisión de pendientes, en los cuales el líder fomente la comunicación abierta y solicite a su colaborador que relate qué decisiones ha tomado, o de qué forma ha vivido las nuevas funciones que desempeña.

El seguimiento cercano a los colaboradores tiene por objetivo afinar las habilidades de las personas, así como resaltar aquellas situaciones en que hayan actuado de forma positiva. Recuerda que uno de los principios básicos para la retroalimentación es que ésta sea positiva y esté enfocada hacia los hechos. Otra vez, no se trata de buscar culpables, sino de fortalecer el desarrollo de las personas y sus habilidades.

Crear líderes

Uno de los preceptos básicos de liderazgo es que un líder no genera seguidores, sino que genera otros líderes. Empoderar a las personas no sólo les permite demostrar sus habilidades, sino que es una puerta para que desarrolle nuevas capacidades y tengan una visión más amplia de sus funciones. En este sentido, el líder es un instrumento importante para motivar a que sus colaboradores se reten a sí mismos y se atrevan a dar respuesta a las situaciones que enfrentan, sin miedo a ser juzgados por sus errores, y a sabiendas de que contarán con el apoyo de su líder.

Un buen líder que empodera a sus colaboradores tiene que ser visto como un modelo a seguir, actuar con congruencia y fomentar que las personas aprendan. Tener conciencia de que no se tienen siempre todas las respuestas y que la participación de los demás resulta enriquecedora y es una fuente de creatividad para encontrar nuevas y mejores formas de trabajar. Con estas acciones, les podrás demostrar a tus colaboradores que confías en ellos para que trabajen independientemente y que se sientan valorados y reconocidos por su trabajo diario. Déjanos saber lo que piensas en los comentarios, comparte con tus amigos y no te olvides de seguirnos en nuestras redes sociales y suscribirte a nuestro newsletter mensual. Escucha también nuestro podcast para profundizar en estos temas y continúa con nosotros esta conversación en cualquiera de los canales que tenemos para ti.