Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

Reflexiones para la mejora personal

¿De dónde sale la capacidad para lograr nuestro crecimiento personal?

Los retos más importantes que debemos superar a lo largo de nuestra vida no se encuentran en los demás o en los problemas que enfrentamos, sino al interior de nosotros mismos. Esto puede sonar intimidante o desmotivador, sin embargo encierra una excelente noticia: todos los días y en todo momento podemos trabajar en nosotros mismos para ser mejores. Todo depende de uno mismo. Esto, también, nos da el poder de cambiar y el poder para mejorar nuestra forma de ser; mejor aún, esto significa que no dependemos de que los demás o la situación externa cambien, sino que somos nosotros quienes podemos activamente transformar el entorno comenzando en nuestro interior.

Ser mejores es algo posible de materializar. De forma natural nos desarrollamos, aprendemos y evolucionamos. No somos la misma persona que fuimos a los cinco años. Por supuesto que muchos rasgos de personalidad, valores y gustos continúan ahí, pero si nos enfrentáramos a una situación que en ese momento parecía insalvable, muy probablemente el día de hoy contaremos con herramientas para solventarla con facilidad.

Mira hacia tu interior

Ahora bien, la mejora personal viene de acelerar este proceso natural y buscar activamente el ser mejores día a día, de aprender, desarrollarnos y adquirir o fortalecer habilidades y competencias. Al desarrollarnos, tendremos un abanico más grande de talentos y destrezas que nos serán útiles en las situaciones difíciles y nos permitirán encaminarnos hacia lo que nosotros mismos consideremos que sea el éxito personal o profesional, es decir, hacia nuestras metas.

Sin embargo, trabajar con uno mismo no resulta siempre tan sencillo. En nuestro interior se esconden elementos que no queremos ver, y sabemos encontrar excusas o explicaciones racionales para justificar nuestra forma de ver las cosas o de actuar. Un ejercicio de autocrítica serio, aunque difícil, resulta un paso fundamental para identificar qué aspectos trabajar y tomar conciencia sobre qué deseamos lograr. Para facilitar este ejercicio, compartimos contigo tres obstáculos típicos que pueden servir como una excelente base para comenzar a trabajar, mejorarnos y desarrollarnos.

Tú forma de pensar

Todo es cuestión de actitud. Seguramente has leído o escuchado esta frase, y aunque pareciera una frase de motivación más, encierra una clave esencial: para vencer una situación adversa, es igual o más importante tu forma de pensar que las herramientas con las que cuentas. Es normal temer a lo que no se conoce, sobre todo cuando no sabemos cómo lidiar con cierta situación, e incluso detenernos y llegar pensar en ese momento “no voy a poder”, “para que lo voy a hacer”, “es imposible”, “no hay tiempo” etc. Si enfrentamos la situación con esta mentalidad, los resultados serán obvios. Con este pensamiento, una persona se auto sabotea y se da a si misma razones por las cuales el fracaso era de esperarse, además de que genera la experiencia de que, en el futuro, no será posible solucionar situaciones similares.

Por el contrario, cuando se tienen pensamientos positivos, conforma una actitud positiva que ayuda a enfrentar las situaciones más difíciles. A través de esta mentalidad, tu pensamiento, tu cuerpo y tus emociones se conectan y se alinean para abrir un abanico de posibilidades y haciéndote sentir más preparado. Esto no quiere decir que todas las situaciones se deben de enfrentar desde un optimismo ciego, sino que abrir tu mente a nuevas posibilidades y soluciones te ayudará a encontrarlas, mientras que cerrarte a razonamientos catastrofistas, hará que sea imposible encontrar las soluciones.

Generemos entonces una actitud positiva y de posibilidades, una actitud que nos abra a encontrar perspectivas diferentes y enfoques ganadores. Si en vez de pensar en términos de “Si, pero…”, pensamos bajo un enfoque de “si, y además creo que…”, prepararemos un campo fértil para la construcción de cosas nuevas y diferentes. Si enfrentamos los retos pensando “nunca había hecho algo parecido, y esto es una oportunidad”, programaremos a nuestra mente para aprender y mantenerse abierta a conectar con todas nuestras experiencias y conocimientos para lograr nuestros objetivos. En ese momento habrás conseguido ganar a tu primer apoyo y motivador: a ti mismo.

“Todos los días y en todo momento podemos trabajar en nosotros mismos para ser mejores”.

Efraín Zapata.

 

Tu círculo de contactos

Existen muchas metas para las cuales es necesario el apoyo de otras personas, así como nuestro apoyo es necesario en un contexto social para lograr resultados mayores. Sin embargo, hacer que nuestro éxito y nuestra felicidad dependan de los demás, es un arma peligrosa que da a alguien más el poder de decisión y libertad individual. Asimismo, el rodearnos de personas negativas o con actitudes orientadas al fracaso como las descritas en la sección anterior, no hará sino influir en nuestra forma de ser y de pensar, de tal forma que tarde o temprano adquiriremos esa misma mentalidad.

Cuando las personas en el contexto en que una persona convive y se desarrolla constantemente le presentan más dificultades que beneficios, le desmotivan y hieren con comentarios que le hacen desistir, se puede hablar de que se está viviendo en un ambiente tóxico. Este tipo de ambientes no necesariamente es el habitual, sino que puede ser un grupo específico de amigos, familiares o conocidos. Es importante identificar cuando un círculo o una persona en específico se vuelven tóxicos y elegir qué relaciones o qué círculos queremos seguir cultivando.

Un ambiente positivo será aquel que nos rete y nos motive a lograr nuestros objetivos. En este tipo de relaciones hay una serie importante de valores compartidos que permiten establecer lazos más sólidos y de carácter positivo. Son las personas que nos apoyan de corazón o que aportan a través de sus comentarios o acciones, experiencias, conocimientos o herramientas que nos motivan a seguir adelante y no desistir, aún en situaciones que parecerían difíciles.

Para determinar el tipo de relación que tienes con otras personas, pregúntate primero:

  • ¿Quiénes conforman ése círculo de relaciones?
  • ¿Por qué son importantes para mí? ¿qué valor me aportan?
  • ¿De qué manera influyen en mis decisiones?
  • Después de hablar con ellos, ¿qué emoción o pensamiento me dejan?

Recuerda que, como casi todo en la vida, la decisión de enriquecer, mantener o detener el contacto con alguien es enteramente tuya.

Tu pasado, o tu futuro

Muchas personas viven estancadas en el pasado, recordando lo que fue y que ya no será, apegados a triunfos y éxitos, o por el contrario, a situaciones difíciles, incluso traumáticas, pero que ya sucedieron. Otras personas viven viendo siempre al futuro, planeando lo que será cuando alcancen sus metas, cuando obtengan ése puesto, ése carro, o cualquier otra cosa que tanto desean. Ambos tipos de personas tienen una característica común: se privan de vivir lo que está sucediendo hoy en día.

Vivir en el aquí y el ahora es una de las características de las personas felices. Olvidémonos por un momento del éxito y del logro de objetivos. Si una persona no es feliz, de poco importarán las medallas que haya cosechado a lo largo de su vida, o la comodidad económica. En realidad, no existe nada fuera del presente, de este instante mismo que estás experimentando. De forma inmediata, toda acción, por pequeña que sea, se vuelve pasado tan pronto finaliza, y lo que está en el futuro no se materializará sino hasta que lo vivas, es decir, hasta que sea presente.

Una de las claves para vivir el presente está en conocer el valor que el pasado y futuro tienen para nosotros. En el pasado están todas nuestras experiencias y memorias, elementos de los cuales podemos echar mano cuando necesitemos orientación para vivir el presente. Asimismo, en el futuro está todo lo que queremos lograr y por lo que trabajamos día con día, están nuestros objetivos, expectativas y visión de uno mismo, elementos que nos motivan y orientan nuestras acciones en el presente. El valor de ambos no está en ser un lugar al que se quiere llegar o regresar, sino en las herramientas que nos dan para aprovechar mejor el presente, la oportunidad que se llama hoy.

Elije lo que te fortalece

Saber elegir nuestra mentalidad, las personas de quienes nos nutrimos emocionalmente y en qué enfocar nuestra atención, es determinante para nuestro crecimiento personal. Recuerda que, para ser productivo en tu ámbito laboral, debes primero estar alineado con tu propósito y tener a la mano las herramientas adecuadas para lograr tus objetivos.

¿Qué decides tener en tu interior? ¿Pesimismo, desánimo y malestar emocional, u optimismo, entusiasmo y gozo por el presente que vives plenamente? Déjanos saber lo que piensas en los comentarios, comparte con tus amigos y no te olvides de seguirnos en nuestras redes sociales y suscribirte a nuestro newsletter mensual. Escucha también nuestro podcast para profundizar en estos temas y continúa con nosotros esta conversación en cualquiera de los canales que tenemos para ti.