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Mitos sobre la gestión del tiempo

No basta con estar ocupado, también lo están las hormigas. La cuestión es más bien, ¿en qué estamos ocupados?

Henry David Thoreau

La ilusión del tiempo: cuando sentimos que no alcanza
¿Te ha pasado que terminas el día agotado y con la sensación de no haber avanzado en lo importante? Es una experiencia común entre líderes y profesionales que, a pesar de estar todo el día ocupados, no logran resultados significativos. Esta percepción suele deberse a dos causas: la sobrecarga de tareas y la falta de claridad en las prioridades. Vivimos hiperconectados, rodeados de interrupciones constantes que nos hacen saltar de una tarea a otra sin rumbo claro. A esto se suma que muchas veces no definimos lo verdaderamente importante, y terminamos apagando fuegos ajenos en lugar de avanzar en proyectos clave. Por eso, una buena gestión del tiempo no se trata de hacer más, sino de hacer mejor. Asignar conscientemente nuestro tiempo, priorizar con intención y estructurar nuestros días con enfoque nos permite recuperar el control, mejorar el bienestar y avanzar con claridad hacia nuestras metas.

Multitasking y ocupación: trampas disfrazadas de productividad
Uno de los mitos más extendidos sobre la productividad es que hacer muchas cosas a la vez nos hace más eficientes. En realidad, el multitasking es una ilusión: nuestro cerebro no puede concentrarse en dos tareas cognitivas complejas al mismo tiempo. Lo que hace es cambiar rápidamente entre ellas, perdiendo tiempo, energía y precisión en cada transición. Esto no solo disminuye la calidad del trabajo, sino que también genera más estrés y fatiga mental. De igual manera, estar ocupado todo el tiempo no significa ser productivo. En muchas organizaciones, la cultura del estar siempre ocupado es vista como un signo de compromiso, cuando en realidad puede reflejar desorganización o falta de enfoque. Ser productivo no es llenar la agenda, sino identificar y ejecutar las tareas que realmente generan impacto. Trabajar con intención, establecer prioridades claras y evitar distracciones constantes son claves para lograr más con menos esfuerzo.

“Una buena gestión del tiempo no se trata de hacer más, sino de hacer mejor”.

Efraín Zapata

Decir no también es gestión del tiempo
Otro mito dañino es creer que decir sí a todo nos convierte en personas responsables. En realidad, aceptar compromisos sin filtrar nos aleja de nuestras metas y agota nuestros recursos. Aprender a decir no es una habilidad esencial para cualquier persona que busca gestionar su tiempo con inteligencia. Cuando decimos sí a todo, estamos cediendo el control de nuestra agenda a las prioridades de otros. Establecer límites, proteger bloques de tiempo para lo realmente importante y cultivar el hábito de planear con intención son prácticas que fortalecen nuestra autonomía y nos permiten generar resultados sostenibles. La próxima vez que sientas que no tienes tiempo, pregúntate: ¿en qué lo estoy invirtiendo?, ¿esto me acerca a lo que realmente quiero lograr? Solo así dejaremos de sentir que el tiempo se nos escapa y empezaremos a vivirlo con propósito.

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