La creatividad es la inteligencia divirtiéndose.
Albert Einstein.
¿Te imaginas si el 20% de tu tiempo en el trabajo lo pudieras utilizar para lo que tú quisieras? Aunque es una idea que podría parecer ridícula para la mayoría de las personas, esta práctica ha generado muchas innovaciones y avances en diferentes campos. Su premisa es muy sencilla: dejar que las personas dediquen tiempo a un proyecto propio que beneficie a la organización. Aunque parezca algo radical, la realidad es que esta idea se remonta a 1948, cuando fue adoptada en 3M y produjo como resultado el invento de mayor rentabilidad en la historia: el Post-It.
Hoy en día esta práctica ha sido retomada por varias empresas de Silicon Valley, incluyendo Google. Las grandes ideas o los proyectos más rentables son poco frecuentes, pero también en cierto que justamente el hacer que las personas piensen y hagan cualquier otra cosa es un catalizador que inicia el pensamiento creativo.
Las grandes ideas o innovaciones no son la única fuente de valor. Ideas más sencillas pueden tener grandes ahorros o encontrar nuevas oportunidades de negocio. La clave está en enganchar a las personas y lograr que utilicen ese tiempo como una oportunidad para su propio crecimiento, con compromiso y responsabilidad.
El cerebro es un músculo, y como todo músculo debe ser ejercitado. Por lo tanto, cuando se adopta una estrategia que fomenta la creatividad, cualquiera que esta sea, es previsible que pasará un tiempo antes de que se noten los primeros resultados. Pero ¿por dónde empezar? A continuación compartimos contigo seis prácticas que te permitirán comenzar un proceso creativo y generar nuevas ideas.
Deja fluir tu creatividad
Nuestro cerebro tiende a agrupar la información que percibe de acuerdo a lo que ya conocemos, generando y reforzando patrones establecidos. Si queremos por ejemplo escribir una canción, nuestro banco de datos arrojará cientos de melodías conocidas, impidiéndonos fabricar una nueva. Y cuanto más intentemos forzar la creatividad, más rígida se volverá.
Pensar cosas distintas, imaginar enfoques diferentes o idear nuevas aplicaciones a cosas cotidianas nos puede ayudar a salir de nuestro pensamiento habitual y llevarnos por caminos inexplorados que favorezcan el pensamiento lateral o divergente.
Busca inspiración
Busca proyectos, ideas, nombres o conceptos que te gusten y tómalos como materia prima para desarrollar tu proyecto: combínalos, mejóralos o reinventa sobre ellos. Ser creativo no significa crear cosas nuevas de la nada, también implica innovar, descubrir nuevos enfoques a cosas ya conocidas y saber tomar lo mejor de otros esfuerzos anteriores para generar soluciones nuevas.
Puedes encontrar una excelente fuente de inspiración en la naturaleza si logras ver más allá: ¿a qué se asemeja el problema en el mundo natural?, ¿cómo lo soluciona la naturaleza?
Haz un cambio total
Toma un libro, periódico o revista que no tenga nada que ver con lo que estás haciendo. Busca un lugar de tu oficina en el que nunca te hayas sentado. Observa algún detalle que había pasado desapercibido hasta antes. Escucha música que no conocías. Una vez que hayas tomado alguna distancia de lo que estabas haciendo antes, intenta relacionar la situación con lo que acabas de ver, leer u oír.
Estimular zonas diferentes del cerebro puede ayudar a generar nuevas conexiones entre lo que estamos haciendo y la tarea que queremos llevar a cabo. Por esto es importante que no te conformes con lo que ya sabes, sino que explores nuevos campos y hagas cosas diferentes que te permitan ganar nuevos enfoques y ampliar tu perspectiva.
Medita
Se tiende a pensar en el proceso creativo como algo caótico, errático y desenfocado, pero cada persona puede ser creativa de diferentes formas y encontrar alternativas para despejar la mente y generar nuevas soluciones. Diversos estudios han concluido que la meditación cambia nuestra estructura cerebral, aumentando nuestra atención y enfoque, por lo que también favorecerá nuestra capacidad creativa. Encuentra un espacio tranquilo, siéntate en una posición cómoda y presta mucha atención a tu respiración. Haz que tu mente se concentre únicamente en tu respiración y aleja todos los pensamientos que se crucen. Si de pronto te sorprendes a ti mismo pensando en otras cosas, regresa tu concentración a la respiración. Puedes ayudarte con audios para meditar, música relajante, e incluso aromas que te ayudarán a tranquilizarte.
Encontrarse relajado y entrar en un estado de conciencia más profundo puede facilitar que el cerebro reordene sus conexiones y –por decirlo de alguna forma- se reinicie. Esta sensación de claridad y tener una mente despejada nos permitirá ganar distancia frente a la situación y encontrar nuevos puntos de vista.
“Ideas más sencillas pueden tener grandes ahorros o encontrar nuevas oportunidades de negocio”.
Efraín Zapata.
Dibuja
La mayor parte de la información que damos a nuestro cerebro es visual. Una excelente forma de plasmar información que es difícil poner en palabras es a través de los dibujos. Dibuja lo que te venga a la mente, sin preocuparte por el estilo o la precisión, pronto encontrarás información que tal vez no era aparente a simple vista, o que no habías tomado en cuenta. Haz una lluvia de ideas para encontrar los conceptos o ideas clave; posteriormente, identifica las relaciones entre ellos y juega buscando prioridades, agrupaciones, relaciones causa- efecto, etc. Puedes hacer este ejercicio en papel o generar un gran mapa en una pared o pizarrón.
Finalmente, utiliza tu dibujo para hacer un primer prototipo de solución o analiza la información que encontraste en tu mapa mental y señala las relaciones que no eran evidentes anteriormente.
Quítate las etiquetas
Uno de los peores hábitos que tenemos es el poner etiquetas a todo lo que encontramos, inclusive nosotros mismos. Estas etiquetas nos limitan e impiden que veamos el potencial de las demás personas o de las cosas que nos rodean. Lamentablemente, una de las etiquetas más difundidas es “yo no soy una persona creativa”.
Todas las personas somos seres creativos y hemos encontrado excelentes soluciones para más de una situación en nuestra vida. La cuestión está en qué tanto ponemos en práctica nuestra creatividad, recordando que el cerebro también es un músculo que necesita ser ejercitado. Si no le pides a tus piernas que corran un maratón el primer día que empezaste a correr, tampoco esperes que tu cerebro genere una obra maestra en diez minutos. Prepárate, practica y fluye con el proceso creativo.
Otra etiqueta importante para eliminar es la de “esta idea no sirve”. Todas las ideas son útiles, incluso aquellas más disparatadas pueden dar luz sobre algún aspecto relevante de la solución o pueden fomentar que nuevas ideas se presenten en cascada.
Conclusión
Sería interesante pensar, si más organizaciones adoptaran medidas como la del 20% de creatividad, qué tipo de innovaciones y creaciones habrían sido inventadas. Cualquier persona puede utilizar su creatividad para mejorar su forma de trabajo o encontrar mejores soluciones a los retos que su organización enfrenta. Como todo hábito, no es necesario que sea fruto de una política organizacional, sino de la convicción personal.
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